Un caso severo de miopía ataca a modo de
pandemia a ciertos sectores de la oposición. Con un Capriles vestido de
chavista acusando a Nicolás y a los chavistas de no ser chavistas y queriendo
usar el término madurista como antónimo de chavistas, van afirmando las cosas
más fantásticas que cualquiera pueda asegurar.
Veamos algunas, para la Revista Semana el 6
de abril, el Sr. Capriles dice que en Venezuela no se ha atacado la pobreza
sino que se ha manipulado por la vía de subsidios a los pobres.
Una manipulación muy efectiva deberíamos
decir, porque su susodicha manipulación que hizo Chávez le valió a Venezuela subir
en los rankings de todas las agencias internacionales en lo que respecta a la
calidad de vida y la democratización del acceso a bienes y servicios.
Por el twitter van otras líneas similares
como decir que se trata de una inclusión por encimita o que los programas
sociales no apoyan a nadie, pero creo que nadie puede afirmar que no conoce a
nadie, por más escuálido o chavista, que no haya tenido beneficios de los
planes de democratización del gobierno.
Sobre éste tema se erige un planteamiento que
han ido imponiendo que pretende afirmar que el reconocimiento de la noción
efectiva de sujeto de derecho a cada uno y cada una que pise la República es
obligación de todo gobierno. Puede, que esto sea formalmente así pero no lo es
materialmente.
Son demasiados los ejemplos en la historia
nacional y en la geografía mundial que lo prueban. A tan sólo una línea de
distancia, en Colombia estudiar no es un derecho sino un privilegio. Tiene
Colombia grandes universidades pero éstas no son para todos y todas, tiene Colombia
grandes médicos pero no cualquiera puede verse con ellos.
Fíjense sobre éste punto como ha tenido
Capriles que ir moldeando su discurso hasta presentarse ahora como
centro-izquierda, lo que una vez superada la risa nos demuestra que en el mundo
ya hay claridad que un gobierno de derecha y mucho menos un gobierno
neo-liberal entendería la necesidad ni el sentido de reconocerle los derechos a
los oprimidos.
Su entrevista en realidad me recordó algunos
planteamientos de Paulo Freire, pues Capriles, entra en la categoría de "los
opresores, falsamente generosos, que tienen necesidad de que la situación de
injusticia permanezca a fin de que su 'generosidad' continúe."
Aquello porque son muchos los ejemplos,
lejanos y recientes, que ilustran que Capriles necesita que continúe, como su
clase social en general, una situación donde existe una barra que distingue
ricos y pobres, opresores y oprimidos y en esto se elaboran los espejos que
mantienen en Venezuela una dominación cultural post-independencia.
Me refiero a un tema que ya vienen planteando
con otras expresiones muchos compañeros. Capriles que no titubea en reconocer y
hacer público su origen europeo y valiéndose de su porte de judío se reconoce y
se presenta como perteneciente a las clases que se sienten con derecho de venir
a poner orden en esta “merienda de negros”.
Cuando hace esto, con su campaña que lo
dibuja blanquito y flaquito en contraste de moreno y rellenito (que es la media
venezolana) buscan sostenerse de lo que Albert Memi consideraba la imagen del
conquistador, a quien le contestan siglos de historia de una clase que prefiere
confiar en un conquistador al que aspira parecerse que a un conquistado del que
necesita diferenciarse.
Esto, me lo recordó con su comentario la
nefasta Alicia Machado. No existe en Venezuela una mujer con una fama mejor
ganada de inculta que ella y sale a quejarse de que en Venezuela quiera y pueda
aspirar a la Presidencia, un hombre de pueblo, recordando con ganas de
humillarle, que su primer empleo fue el de conductor.
Fue en Maracaibo que una señora me dijo que
no había como esta campaña ninguna que demostrara la precariedad de su
pensamiento cristiano, pues nadie que rechace que alguien aspire a la
Presidencia por su condición de obrero puede creer que el Dios, hecho hombre,
es el hijo de un carpintero.
No lean en mis líneas la afirmación de
divinidad de Nicolás Maduro, porque no la hago, pero sí, los llamo a
identificar y criticar los elementos clasistas y racistas que pueblan una
campaña dibujada desde y para el odio.
Es un hecho cierto que la liberación del
pueblo sólo la logrará el pueblo y no podremos sujetarla a base de concesiones
de clases dominantes que, como dice Buena Fe, quieren hacer caridad y luego
marcharse en sus Mercedes Benz.
Por ello, creo que el discurso del Presidente
Chávez del 8 de diciembre de 2012 no es la única orden que dejó el Comandante,
que Maduro llegue a la Presidencia es el elemento que garantiza la conservación
del poder ganado pero no la realización plena de la Revolución.
En eso, creo que sin pensarlo –o habiéndolo hecho-
hay cierta genialidad en el juego de las consignas. Al ser yo, tan Chávez como
tú y Nicolás adquiriendo la cualidad de hijo de crianza y ejemplo del
Comandante se reafirma la máxima que sólo en estructura comunitaria y
participativa se hará plena la Revolución.
Comunas, fue uno de los últimos gritos del
Comandante y uno de nuestros primeros deberes hacia con su memoria. Con la
Comuna como centro de la contraloría, del accionar, de la selección de los
voceros, de las políticas de seguridad, de construcción, de sanidad, nuestra
Independencia será irreversible.
Comunas morenas, salsosas, gaiteras, vestidas
de colores y nutridas de experiencias y capaces de aplicar en cada acto la
máxima robinsoneana que revela el deber de inventar para no errar.
Crear, nuevos procesos productivos, nuevos
productos, nuevas formas de organización, nuevos espacios de socialización,
crear y borrar la dominación y la pena que heredamos desde nuestras dos
procesos de colonización, y recuperar la alegría de la tierra y de la gente, la
alegría de Chávez vestida de bandera, y cantar desde el alma y por la vida “Patria,
Patria Querida.!”
Venceremos
el 14
Como vencimos
el 13
Como en
Carabobo y Ayacucho.
Venceremos
Comandante.
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