Carta a mi prima Ana.
Discúlpame en primer lugar que de
todos los primos y de todas las primas te escriba a ti. Quizás te selecciono
por tener mi nombre y haber leído lo que deseas para los y las chavistas. Ya,
en lo concreto te contesté en twitter, yo, tu prima, quien te cargó bebé, quien
tiene tu misma sangre, soy chavista, lo he sido y lo seguiré siendo.
A estas horas donde como tú
muchos otros se dejan llevar hasta la locura, a una locura teledirigida donde
no tienes más espacio que el de una marioneta siento la necesidad de
escribirte.
Hace escasos dos meses destiné
horas de esfuerzo para mover cada amigo, cada espacio que conservo en la
Universidad para que tuvieses, incluso si tu situación no era suficiente para
obtenerlo, un cupo para que estudiaras Nutrición o Bionalisis. Aquello que tú
escogiste, en el lugar que quieres.
Como tu prima mayor espero que la vida te otorgue aquello con lo que
sueñas, que crezcas sana y feliz, que estudies lo que quieras, que tengas un
trabajo digno y un hogar feliz. No son muchas las veces que compartimos y todos
y todas conocen de sobra las causas, yo trabajo en la Asamblea Nacional, donde
ocupo un espacio en la construcción de un proyecto que es el proyecto de
redistribución social y económica de Hugo Rafael Chávez Frías.
Ese, no es mi trabajo. El
acompañamiento y la vivencia del Proyecto Revolucionario empezó para mí antes
de tener la edad que tienes y ha ido tomando cuerpo y ganando intensidad pero
en mi camino jamás he olvidado el ejemplo de Pedro Luís Bracho Navarrete, tu
abuelo y el mío, que amó este país y conoció su política hasta la últimas
consecuencias.
Hay en algún lugar de la casa de
la abuela un librito maltrecho que él escribió donde cuenta como desde más
joven que tú se dedicó a la política. Se enfrentó a los catorce años a la
dictadura de Juan Vicente Gómez que gobernó Venezuela durante 27 años y ahogó las
aspiraciones del pueblo. No bien murió Gómez tu abuelo se alistó en la difícil tarea
de fundar un Partido, sino lo sabes desde entonces y muchas veces más cuando Pérez
Jiménez, tu abuelo estuvo preso.
Conoció aquella cárcel un poco distinta del
siglo XX venezolano, sus miedos, sus torturas, vivir con el peso de tener la
Seguridad Nacional en el cogote, y luego, sólo luego, vinieron para él años que
fueron por momentos dulces pero otros agrios, y fue Gobernador, Senador, y
mucho tiempo después naciste tú y conociste a un señor al final de su paso, a
un hombre que nunca se dio por vencido.
El abuelo fue siempre adeco, con
sus diferencias por momentos pero firme a sus ideas, con ellas fue a la cárcel y
al poder, con ellas salió de la cárcel y del poder. El abuelo nunca fue un
hombre de izquierda, nunca fue chavista pero tampoco fue un hombre de derecha y
conoció de sobra la sombra que producen los llamados y el gobierno del odio.
Mi interés con esto, querida
prima, es contarte que genéticamente la familia Bracho se ha dedicado a la
política. Yo, que soy tu prima, que no soy adeca sino chavista, si, si, eso,
marginal casi comegente, he seguido una vida en la política con el modelo de
honradez y compromiso que Pedro Luís Bracho Navarrete dejó en los genes para
siempre.
No fue uno, ni dos, los amigos
que vio morir el abuelo, ni una ni dos torturas las que sufrió. Por eso permite
mi reproche a que estés llamando al odio y a que “los chavistas coman mierda” porque si
chavista no fue nunca el abuelo, digno siempre fue y digna te tocará ser.
Creo de corazón, que tú no
desearías para mí lo que deseas para los que son como yo, los que acompaño, los
chavistas, y eso tiene un problema porque yo no me atormento por tu amenaza y
me cambio de acera sino que asumiré como mi abuelo lo que algunos enemigos del
bien, de nuestra Patria y de nuestro Cristo, pretendan.
Siempre he sabido y respetado su
postura política, ustedes son desde la noche de los tiempos enemigas del
proceso de cambios, ni siquiera tú porque no tienes como saber que es un
proceso de cambios y no decidiste estar en contra pero si la familia.
Eso nunca ha cambiado mi amor ni
mi entrega. Por eso a la enfermedad de nuestra Rebe he respondido con toda la
solidaridad que pueda un dolor tan grande generar y daría mi vida porque ella,
que es mi prima menor, estuviera bien.
Pero lo que sí quiero que
escuches y que no olvides es que hoy cuando balean los edificios llenos de
trabajadores, los centros de salud con sus enfermeras, las casas de los líderes
y llaman a que busquen hasta el último chavista y lo venden al mejor postor,
puede que alguno o alguna acuda en actos violentos en mi contra, y eso querida
prima, porque los procesos generados desde el odio son así.
Nunca se detienen a un objetivo
que tú puedes querer, que es quizás la ida de un Presidente electo, porque son
la puerta de la barbarie de nuestra civilización que es una condición animal
individual y colectiva. Por eso te escribo esta carta que quizás no leas, y te
entrego mi amor de siempre y mi dolor de hoy.
Si la locura que ya vivimos se
fuese más lejos y me pasara algo y si ese algo fuese irreversible yo les pido
que nunca me lloren porque soy sólo un nombre indisoluble e indivisible del
todo que es el pueblo chavista, y en él y para él, soy y seré tan dura como el
abuelo, tan honesta y entregada como mi padre, tan amorosa como mi madre.
Por eso que no tengo la opción de
por miedo saltar talanqueras, sino por principios rezarle al Cristo Fuerte de
mi abuela que aquí no pase más y que volvamos a la paz y sino resistir,
resistir y resistir.
Tu prima,
Ani.
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