
Algunos llegaron con unas pesadas carpetas llenas de solicitudes y datos, yo, en total improvisación arranqué con los amigos una hojita de cuaderno, nos miramos todos las caras y nos preguntamos que podíamos nosotros querer decirle a Chávez y así fue como escribimos en papel arrugado y un poco sucio un “Pa’ lante Comandante, cuenta con nosotros, te amamos”, nota a la que añadimos nombres y teléfonos antes de lanzarla sobre las cabezas a los militares que andaban en su faena.
Mayúscula sorpresa fue que un par de semanas después llamasen del Despacho de la Presidencia y nos dijeran “vemos que le ama pero qué le pide al Presidente” quizás allí he debido contestar “la eternidad”.
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