lunes, 25 de marzo de 2013

Eduardo Galeano: Paradojas. El libro de los abrazos.

Si la contradicción es el pulmón de la , la paradojaha de ser, se me ocurre, el espejo que la historia  usa tomarnos el pelo.

Ni el propio hijo de Dios se salvó de la paradoja. Él eligió para nacer, un desierto subtropical
 donde jamás ha nevado, pero la nieve se convirtió en un símbolo   de la navidad desde que Europa decidió europear  a Jesús. Y para más inri, el nacimiento de Jesús es, hoy  por hoy, el negocio que más dinero da a los mercaderes  que Jesús había expulsado del templo.

Napoleón Bonaparte, el más francés de los franceses, no era francés. No era ruso José Stalin, 
el más rusos de los rusos; y el más alemán de los alemanes, Adolfo Hitler  había nacido en Austria. Margherita Sarfatti, la mujer  más amada por el antisemita Mussolini, era judía. José  Carlos Mariátegui, el más marxista de los marxistas latinoamericanos,  creía fervorosamente en Dios. El Che  Guevara había sido declarado completamente inepto para  la vida militar por el ejército argentino. 

De manos de un escultor llamado Aleijadinho, que era el más feo de los brasileños, nacieron 
las más altas hermosuras del Brasil. Los negros norteamericanos, los más  oprimidos, crearon el jazz, que es la más libre de las  músicas. En el encierro de la cárcel fue concebido Don  Quijote, el más andante de los caballeros. Y para colmo  de paradojas, Don Quijote nunca dijo su frase más célebre. Nunca dijo, ladran sancho, señal que cabalgamos.  
.Te noto nerviosa., dice el histérico. .Te odio., dice la  enamorada. .No habrá devaluación. 
dice, en vísperas de devaluación, el ministro de Economía. .Los militares respetan la Constitución., dice en vísperas del golpe de estado el ministro de Defensa.

En su guerra contra la revolución sandinista, el gobierno de los Estados Unidos 
coincidía, paradógicamente con el Partido Comunista de Nicaragua. Y paradójicas habían sido, al fin y al cabo, las barricadas sandinistas durante la dictadura de Somoza: las barricadas que cerraban la calle, abrían el camino.

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