viernes, 22 de marzo de 2013

Al Pan, Pan.



Un estudiante es una persona que se dedica a estudiar, y estudiar es el proceso de obtener conocimientos mediante diversas técnicas. No guarda la palabra estudiante ninguna relación directa con el vocablo mercenario aunque algunos pretendan venderlas en Venezuela como sinónimos.

¿Estudiantes? Venezuela ha cosechado una enorme cantidad de universidades. Estudian los policías, las amas de casa, los taxistas. Estudian debajo de un árbol de mango, en una aldea, en las Salas de Teatro del casco central de la Ciudad de Caracas. Hablan el idioma de ésta tierra, son o no son, parte de movimientos políticos. Repiten o no las materias. Pagan la matricula de la Universidad privada o disfrutan del Estado de Justicia Social. Tienen un horario y una ciudad de residencia, no ir a clases es perder el semestre y esto es fracasar en su carrera.

Livia Gouverneur era estudiante. También los estudiantes de unos cuantos bachilleratos que no tuvieron derecho ni a ser recordados. Soñaban con ser estudiantes los sin cupo, las muchachas que quedaban embarazadas, los que nacieron hijos de obrero para ser padres de obreros.

Por eso, no son “los estudiantes” esa fracción de señoritos que se no recuerdan en qué meridiano queda Venezuela y no dejan de serlo los que hoy se gradúan de médicos comunitarios, los que están en las filas de la Unes, ni los que se oponen, ni las que se oponen a que vengan por su antojo a encadenarse al CNE.

Creo que fue Maduro quien les recordó lo simbólico de su acto. El pueblo de Venezuela, histórico forjador de libertades ha emprendido siempre el sueño de romper cadenas, pero eso lo dice el Himno Nacional que no cantan porque eso es de chavistas.

Al pan, pan, y al fascista, fascista. Que no nos sigan llenando con sus artilugios las televisoras la cabeza en alteraciones de nuestro lenguaje: no es inseguridad es delincuencia, no son centros de acopio, son refugios. No son estudiantes, son fascistas. No somos el oficialismo, somos el chavismo, el movimiento bolivariano, la revolución.  No es escasez, es acaparamiento. No es Maduro, es la orden del Comandante. No es la hora de la crítica es la del combate.



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