sábado, 13 de abril de 2013

Democracia y Revolución



La palabra griega democracia traducida al castellano significa poder del pueblo. Es ella, la que me incita a escribir esta carta a modo de susurro que les llama desde la esperanza que nos puebla, de la que viene rompiendo siglos de opresión y regalandonos el derecho de ser lo que somos, como somos, con libertad de opinión y de palabra, de acción y de omisión.

Durante la IV República configurada en un tira y encoje de dos partidos que reían de las aspiraciones políticas y sociales del pueblo, la única opción fue la guerra armada, el peligroso camino de las guerrillas, la valiente gesta de algunos periodistas. Lo único que existió fue la resistencia. En ese escenario, la confrontación política se silenciaba con “dispare primero y pregunte después” y la oposición, era un renglón vacío donde los nombres aparecían primero en lapidas que en mitines.

Pero fue Chávez en medio de ese desconcierto, la capacidad de superar lo posible y lo otorgado, y es hoy nuestro tiempo de completar su camino. El tamaño de gigante de América de él sólo lo llenaremos juntos, paso a paso, batalla en batalla y recordando  que en la liberación de los pueblos, nunca hay concesiones de los opresores.

Creer que el Sr. Henrique Capriles conservaría las Misiones, que no vendería todo bien recuperado, que no entregaría el Unasur a Washington, que no borraría cada uno de los nombres de los que hemos dado día a día la vida por ser letra que apoya, palabra que grita, carro que mueve, al gigante de Chávez, es la más grasa de las inocencias. 

A Henrique Capriles lo construyen los intereses y los amos que hicieron a un Pinochet, a un Menem, a un Fujimori, a un Alan García, a todos los que han dado el alma a cambio de un tour en Disney y una foto en Dubai. A Henrique lo acuna la clase herida de que sus peones reivindiquen la condición de ciudadanos libres, alimentados y educados.

Por eso, hoy la tarea a mostrarle a nuestra América, a nuestro mundo sometido a la dictadura del capital es que puede existir una democracia directa,que  puede ser el Plan de un país colonizado el ser mestizo y puede ser nuestro país más libre y más justo.

Al día de hoy, la muerte del Presidente,  si bien es cierto que nos somete al peligro de las aves de rapiña que andan merodeando el mapa de Venezuela también nos da la posibilidad de decir ¡carajo, su vida valió la realización colectiva de éste sueño! También nos deja vengar Santiago de Chile cuando asesinaron al compañero Allende y sus alamedas de futuro y despertar a Ernesto, muerto por encargo en Bolivia.

Es este el tiempo robinsoniano donde vacilar es perdernos y donde la madera, después de mojada vuelve a arder, a arder por la Patria bolivariana y grande, que nos une y nos libera.
 
Dudar de Nicolás Maduro y ponernos creativos, considerar que preferíamos a éste o aquél, es traicionar la inteligencia de un hombre que dio su vida hasta para protegenernos en su ausencia y pienso que el nombre de Nicolás no debe despertar en nadie sino la más generosa de las comprensiones y amorosos agradecimientos, porque asume con humildad y dolor el frente de la batalla, para ser un Sucre o un Urdaneta, jurando nunca llegar a ser, como Capriles, que  es menos y peor que un Páez o un Santander.

Para los más pragmaticos, es tiempo de considerar que con Capriles al no se iría de baja el hampa y volveríamos a la paradoja de los anaqueles llenos y las  casas vacías, y mirar, cómo una campaña que irrespeta la honda herida de la ausencia y del sufrimiento de Chávez y ametralla al pueblo y al gobierno es el preámbulo de un plan de persecución y destrucción masiva. Tan sólo la campaña fue un concierto que reprodujo las notas de los esquemas de invasión, en los cuáles los muertos siempre los pone el pueblo.

Por ello, a lo que yo les invito es a no dejar perder un sólo voto, a no temer demostrarle al mundo que en nuestro mapa que la utopía existe y se hace posible, que no sólo existe el neoliberalismo y la opresión.

A lo que yo les invito, a que no quede una hora que le faltó a nuestro Chávez por vivir que no se le pague con amor.

¡A lo que yo les invito carajo, es a ser el pueblo de Venezuela!

¡Hasta la victoria siempre
Por Chávez y con Bolívar,
Venceremos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario