lunes, 8 de abril de 2013

Carta abierta y sin destino



Son muchas las ideas que desde hace un par de días y desde ayer con más fuerza me pueblan. El tema nace desde lo político general hasta lo más individual. Hay quienes en mi nombre o por mi nombre conocen a personas distintas. Aquello porque siempre he sido meticulosa con la separación de los espacios.

Hija de mi padre desde mi primer año en la Universidad practiqué la docencia y aprendí que al aula y a los alumnos se les debe respeto. Un respeto que nace desde la libertad para decir y hacer, y un llamado a la observación y a la crítica, y a quiénes, desde éste ángulo me tachan, me reprueban les invito a pensar cuándo se sintieron amenazados o coaccionados.

Si el tema me puebla es porque dentro de esos espacios, donde quiero amigos y amigas de colores, religiones y posturas políticas diversas, donde en cada una de mis experiencias como docente cuidé el ambiente del aula como “casa del conocimiento” incentivando la libertad de pensamiento, la creación conjunta y la interrogación sobre el contenido, me vienen algunos reproches hacia lo que es y siempre ha sido mi compromiso político.

Quizás aquello venga de la noción de lo político que mantenemos. Incapaz de coartar la capacidad de cada quién de hablar o presionarlos hasta las náuseas con una postura que es mía, en cada uno de mis actos he intentado dibujar mi postura ideológica.

Como Profesora y sin misterios, siempre creí en el pensamiento de Paulo Freire, en el ejemplo de mi padre, en las letras de Jesús Enrique Lossada y los tres son socialistas. 

Como amiga siempre he practicado la entrega y la presencia, que antepongo a otros temas y esto no es sino por creer en el dar todo lo que se tiene por el otro y por la otra, así ha sido también con mis parejas y así será con los hijos o hijas que me toque tener.

Incluso, en lo que es ahora mi faceta de Jefa he tratado a mi equipo con las mismas normas y apartado mi espacio político-partidista (como a algunos les gusta entender la situación) al espacio del Consejo Patriótico y el Correo del Orinoco.

Pero, siempre he sido la misma. Siempre he sido chavista. Siempre he sido allendista, y dudo, con toda la profundidad o banalidad de mi pensamiento que esto llegue a cambiar.
Pero son mis mejores amigos, mis hermanas de vida, muchos de oposición. Lo es parte importante de mi familia, mi adorada abuela, todos mis primos, todas mis tías y eso no cambia absolutamente nada.

Sigue mi abuela siendo la mujer valiente que corría Venezuela de cárcel en cárcel detrás de mi abuelo y mis primos siendo la sangre de mi sangre, y mis amigos,  mi refugio y mi alegría. Siguen siendo mis alumnos, mis ex alumnos el motor por el cual teorizo y estudio el derecho cada día.

No es un error de interpretación o una locura temporal que mis alumnos, mis amigos o mi familia tengan una postura ideológica. No lo es que yo la tenga ni que sea radicalmente opuesta  a la de ellos.

No es por amor a Cristo, esto lo que anuncia la cuña horrorosa de “los enchufados” y por el contrario, les invito a ver cómo seguir una vía, éste camino ha sido más pesado que generoso.
Pero eso es la naturaleza de los sueños y la disposición al sacrificio. Incontables veces he dicho que no creo que el proceso sea perfecto y larga la lista para descontentos pero creo en el camino y en sus causas y eso, anima a caminar sin miedo incluso sabiendo que una se la juega y una deja de lado sueños, como el querido escenario de la casa con el bebe y el esposo que por los momentos veo eclipsarse en ésta búsqueda.

Es entonces mi reproche no sus posturas, que entiendo como producto de su visión sino la no aceptación, de que alguien que sienten suya, piense de otra manera. Afirmo que sienten suya porque quienes me han dirigido los mensajes, los correos es gente con la que me une un cariño intenso, los mejores recuerdos de la Universidad, la sangre, otros temas.

Esta postura es, queridos míos, sumamente peligrosa y ha parido en la historia sendas catástrofes. Cuando afirmamos sin saber, cuando señalamos y deseamos el mal, la historia suele tomar una curva difícil de detener.

No es cierto que éste sea el momento de mayor polarización de la historia. Antes estuvo la Conquista, luego la Independencia, luego el caudillismo y finalmente los escenarios de la IV República, es, un espacio donde la libertad de hablar y manifestar ha crecido y ustedes lo demuestran.

Lo demuestran al llamarme a la cordura o patalear mi locura y lo demuestro limitándome a responder por medio de una carta, abierta y sin destino..

Pero lo que sí es cierto es que cautivar sentimientos negros, rabia en estado puro se come el alma y sepan, que de mí no tendrán semejante gesto. Tendrán confrontaciones, cuestionamientos en los espacios de diálogo y de política, pero jamás mi desprecio ni mi cuestionamiento a ustedes con nombres y apellidos, dedo en la yaga o similar.

Es desde ésta, mi paz, donde les invito a la vida, a la palabra y a la pregunta. Donde no les vendo mi postura como verdad. Donde siempre he sido la misma, sólo que ahora por error o por azar han caído en lo que no habían visto les expreso como siempre mi cariño sincero.

A ustedes de juzgar si toleran mi existencia hasta que puedan quemar mis libros o lo aceptan, un mundo lleno de colores y pensamientos.

Salud.

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