“La violencia duele,
confundirla con el amor duele aún más”
Con una frase lapidaria, Simone de Beauvoir pasó a la historia de la filosofía y del feminismo cuando explicó “no se nace mujer, se llega a serlo”. Esto en virtud de que la biología conoce de sexos: el macho y la hembra, como complementos para la reproducción pero la sociedad distribuye las tareas, dando importancia y valor a cada uno, haciendo con esto una categoría distinta: el género.
El género es el rosa de la niña y el azul del
niño. El ingeniero y el ama de casa. El género es la manera en la que vamos al
amor y del amor al sexo. Por el género se determinaba quién era ciudadano,
quien podía comerciar, contra quién se cometía adulterio y quien podía matar a
quien, legítimamente, por un golpe de celos.
Por el género se usó la falda y se coció el
pantalón hasta que el movimiento de mujeres se propuso la igualdad de las
formas y de los fondos: derecho al pantalón y al trabajo, al salario y a la
huelga. Cuando se afirma que la Revolución bolivariana es un avance al
feminismo miramos varias cosas: la paridad en el ejercicio de la función
pública, la preponderancia de las mujeres en la escuela y en la comunidad, y
también, la lucha contra la violencia de género.
¿Qué es la violencia de género? En nuestra
memoria cultural es el “problema entre marido y mujer”, el “si ella se deja
pegar es porque le gusta”, el si “el quiere sexo yo que más voy a hacer”. La
violencia de género, es un sistema
cultural que dispone que uno ordena y la otra obedezca, y, como señala alguna
doctrina, es un impuesto que el machismo anda cobrando a las féminas que han
sabido conquistar la equidad y la igualdad en la esfera pública.
Por ello, la violencia de género no es tan
sólo el golpe, la cachetada o el insulto. Es todo acto que impide que las
mujeres tengan en la realidad los mismos derechos que los hombres y todas las
concesiones que los hombres se dan sobre las mujeres: es el jefe y su acoso, el
ginecólogo y su maltrato, la televisión y sus modelos. La violencia de género
conoce 19 formas en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, que la declara también un asunto de Derechos Humanos.
Sobre el tema la semana abre grande la
agenda, los Poderes Públicos Nacionales se aprestan a celebrar los avances
institucionales y probablemente la Asamblea Nacional discuta la reforma de la
ley pero también tiempo, casa adentro, alma adentro, de reconocernos sujetos de
cambios y construir la sororidad. De modo que cada mujer “pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí
misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para
ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal.»
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