miércoles, 6 de noviembre de 2013


En el frente del Tribunal una señora vende teléfonos robados.
En la esquina del Banco Central un pregonero ofrece dólares y euros.
El día que el patrono firmó el Convenio Colectivo chilló el sindicato.
Ellos entraron con la Revolución y se convirtieron en petits-yankees.
Ella trabajaba con rabia porque libraba al día siguiente.
La ama de casa defendía del inspector de precio al panadero especulador.
El metro se detenía por la cola.
En el aeropuerto los vuelos subían cada día y los pasajeros no bajaban.
Ella se despedía de su amor, el volvía a amarla.
Ella se quedaba sin corazón.

En la oficina la jefa temía de sus empleados.
Los empleados disponían la agenda del patrón.

El mensajero ordenaba al Director que se esperara
El diputado se defendía del técnico.

A todas luces, con los vientos de navidad
La navidad no se acercaba, menos el cariño
Menos el perdón.

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