En el frente del Tribunal una señora vende teléfonos
robados.
En la esquina del Banco Central un pregonero
ofrece dólares y euros.
El día que el patrono firmó el Convenio
Colectivo chilló el sindicato.
Ellos entraron con la Revolución y se convirtieron
en petits-yankees.
Ella trabajaba con rabia porque libraba al
día siguiente.
La ama de casa defendía del inspector de
precio al panadero especulador.
El metro se detenía por la cola.
En el aeropuerto los vuelos subían cada día y
los pasajeros no bajaban.
Ella se despedía de su amor, el volvía a
amarla.
Ella se quedaba sin corazón.
En la oficina la jefa temía de sus empleados.
Los empleados disponían la agenda del patrón.
El mensajero ordenaba al Director que se
esperara
El diputado se defendía del técnico.
A todas luces, con los vientos de navidad
La navidad no se acercaba, menos el cariño
Menos el perdón.
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