jueves, 23 de mayo de 2013

No estacione.


Su talante democrático se lo dictó. Era contrario a todo que yo dejase mi rojo carro en su aldea. Su carácter de ayudante del jefe le hacía espejismos de propietario y le dictaba que mi dinero habido con trabajo, pagado puntualmente y por adelantado no debía ser aceptado. Su democracia hacía mi política incomoda, yo andaba por allí, por la calle, por la web y por la casa diciendo que tenía una postura y osaba demostrarla en libertad pero eso sólo ocurre cuando se está en dictadura y por ello, debía ser en medida de sus furiosas posibilidades, corregido. Estas ideas le daban la vuelta en la cabeza hasta que un Diputado empujó a una Diputada y tuvo el motivo y el gatillo: debía demostrar que defendía la Patria botándome de aquél espacio. –“Mejor que ese carro se vaya por donde vino y hacia dónde va, sin darme una fuente de trabajo, sin generarle lucro al jefe y al fin y al cabo, el patrón  se pondrá contento, le he dado con la puerta a otro trabajador".

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