
Hay ciertas
generalizaciones que tienen dos características: las cargamos desde la Colonia y
la sintaxis que las penetra es la vergüenza y el odio propio.
Así, afirmar
“no hay en este país gente buena, ya no se puede confiar ni en Dios, aquí
acepta plata tó el mundo…” ¡plop! ¡la frase se devolvió!
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