“No basta que vivan veinte millones de
habitantes en un territorio de novecientos dieciséis mil cincuenta kilómetros
cuadrados para que haya pueblo, no. Tiene que haber algo más para que ese
conglomerado humano, para que esa muchedumbre humana, permítanme la expresión,
sea de verdad un pueblo” Con ese planteamiento empezaba su discurso ante la Asamblea
Nacional Constituyente el Presidente Chávez.
Ahora que el tiempo ha pasado y que estamos
ante un corte del tiempo histórico, vemos la grandeza de un proyecto que bajo
el liderazgo de un hombre no tan sólo resucitó el pueblo de Venezuela sino que
hizo de éste, una Patria.
Del orgullo de haber vivido esa
transformación, de población condenada al hambre a pueblo que defiende su
existencia pasamos de manera instantánea a tener una deuda, pues para
mantenerla cada quien ha de participar más y de hacerlo mejor.
Comunicar, informar, investigar, prevenir y
controlar, son verbos que deben usarse en ese espíritu, pues cada quien ha de
hacer dentro de su espacio el cuestionamiento de lo que le rodea como un
ejercicio que permita superar las barreras y llegar de una vez por todas a lo
que aspiramos.
Una de las cosas a las cuáles se aspira, es
sin duda la justicia. El Estado, cuando adoptó la Constitución de 1999 declaró,
que había que pasar del Estado de Derecho al Estado Social de Derecho y de
Justicia. Si hoy tenemos otra República, tenemos que procurar entonces tener
otra justicia.
No es la definición de la justicia una cosa
sencilla, existen de hecho varios tipos de justicia y en algunas hemos avanzado
mejor que en otras. La justicia social, es un elemento trasversal de las
políticas públicas y la redistribución de la riqueza no tan sólo ha sido mayor
que en el pasado sino que nos ha valido mejorar en varios estándares
internacionales: somos un país igualitario que cumplió las Metas del Milenio
antes de tiempo.
Pero con respecto a la otra justicia,
hablemos de ella como la justicia tribunalicia dotada de una nueva silueta
legal no ha adquirido en la práctica el contorno, la rapidez ni la eficiencia
que debería tener. Cualquier paso por sus pasillos es largo y algunas prácticas
no han logrado ser exiladas para poder declarara Venezuela tierra libre de la
injustica, del retraso procesal, de los delitos contra la administración de
justicia.
Un buen momento para que las políticas
tribunalicias se optimicen es éste que vivimos, cada uno de los once muertos
son mártires que se unieron a Chávez soñando ver hecha Patria fecunda a éste
pueblo, y la justicia por ellos, no puede esperar que sean en vano, los
esfuerzos.
Caracas
@anicrisbracho
Este A Desalambrar NO apareció en el Correo del Orinoco.
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