Si muchos
han dicho que la opinión pública es la suma de las opiniones individuales en un
lugar, algunos han descubierto que es la matriz que dirigen los dueños de los
medios de difusión del pensamiento. Esa gente que no es mucha pero es muy
fuerte, trabaja creando los patrones con los que se mide la realidad y nos penetra
avanzando en la guerra psicológica contra la esperanza bolivariana.
Venden todo, como lo dice Carola
Chávez, en kit. Las contrarrevoluciones son kits que se ponen de moda: el libro
que explica porque el chavismo no puede ser, el mono con el estampado de
bandera, el top que dice “me fui a luchar
por Venezuela”, el teléfono con cámara y Twitter. Pero en medio de
descubrir que para algunos el país se hace tomando fotos para el Facebook, vive
la gente que se despierta todos los días para salir al trabajo, que de allí
corre a estudiar y que puede preguntarse al final del día, tras la guarimba y
el especulador, el anaquel vacío y la cola, ¿qué es el chavismo?
Esa es la pregunta que estamos
peleando. Para algunos el chavismo es una penosa imposición de los indeseables
y andan abriéndose espacio a machetazos creando escenarios de confusión donde
buscan incluso en personajes de la ultra derecha hacer nacer un Chávez, un
Ghandi o un Mandela.
Andan convenciéndose y
convenciéndonos, que someternos es la única historia posible, que pretender
otra cosa es enfilarse a la lista de Estados fallidos o Estados forajidos sin
mirar, que esta clasificación es un castigo impuesto a todo el que intenta la
libertad.
Pero entonces, ¿qué es el
chavismo para nosotros que juramos defenderlo?, ¿qué legitima nuestra
resistencia?, ¿qué pensamos cuando la economía se hace cada vez más compleja?
Esas son las preguntas a colectivizar.
La realidad siendo como es, el
chavismo tiene que seguir siendo una respuesta a las dificultades materiales y
morales de la gente. No puede subir a la abstracción, ni descender a lo
publicitario. El chavismo es la
habilidad de un hombre que asumimos como nuestra responsabilidad: la capacidad
de gobernar siendo pueblo y para que el pueblo gobierne. La capacidad de mover
la estructura del Estado para mejorar la estructura social. Sin ello, podríamos
perder el brillo joven de sinceridad y esperanza que es el chavismo como
promesa de hacer entre todos, todo el trabajo.
@anicrisbracho
Caracas
* A la memoria de cientos de horas con Jacqueline Montes.
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