Había tanto viento esa noche
Que la puerta tambaleaba
Gemía y se golpeaba casi sin
quejarse
Se resistía a ser llevada de
aquí a acá
De allá para acá.
Había tanto humo ese tiempo
Que los huesos se humedecían
Hablaban con silabas dolorosas
Gemían.
Había tanto tiempo
Había tanto viento
Había tanto humo.
Había un solo cuerpo.
Un antes,
Su fácil cuidado
Su puntual esmero
Su inquebrantable voluntad
Permitían la miopía.
Un después:
Se sentía cada tuerca
Se quería cada hilo
Se veía cada dedo.
Se agradecía cada ojo
Se cuidaba cada mano
Se abrazaba cada pierna.
Un mientras tanto,
Se anotaba lo que asusta
Se rezaba lo añorado
Se esperaba el después
Se perdonaba el antes
Se escuchaba el viento
Se sentía el tiempo
Se olvidaba el humo.
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