Para el año 2009, la Asamblea Nacional dictó una Ley Orgánica de Educación, la cual contiene las pautas para que la educación en tiempos bolivarianos tenga una visión de integralidad y universalidad, que contraste con el pasado, y, parta de la necesaria concordancia entre lo que se enseña y lo que se vive.
En el 2014, el Ministerio del Poder Popular para la Educación, ha propuesto una Consulta Nacional por la Calidad Educativa que no ha demorado en ser demonizada.
¿Por qué puede el Ministerio consultar? ¿Cuál es el objetivo de aquello? Es importante recordar que en Venezuela toda actividad educativa es tomada como un Servicio Público y por ende es el Estado su único rector.
Por ello, además de administrar la educación pública tiene sobre la privada en todo momento una potestad de supervisión. No es entonces el educar una actividad de libre comercio, o, del derecho de los contratos, en las cuales el particular tiene la capacidad de decidir qué hacer y cómo hacerlo, pues educar es siempre una actividad pública.
¿Para qué sirve la educación? ¿Cuál es el rol del maestro y del profesor en la sociedad? Estos no son temas nuevos por el contrario todo cambio sustancial en la manera en la que se maneja la sociedad requiere evaluar la educación.
Así, para la igualdad de género fue necesaria la escuela mixta, para la igualdad racial se eliminaron las clasificaciones de los establecimientos, y, en otros países, para la sociedad laica se cuestionó fuertemente la educación católica.
Nuestra sociedad tiene en estos temas algunos asuntos en mora, quizás el vital es que la escuela que conocemos es la del orden dictatorial donde un maestro asume un liderazgo sin construirlo colectivamente, escogiendo cual es el comportamiento y el contenido haciendo caso nulo de los intereses de los dicentes.
Siendo este el cuadro ¿cómo pretendemos ciudadanos que participen si tan sólo les toca escuchar? o ¿qué tengan conciencia social si se les educa en ignorar al otro? Este esquema que hemos reproducido ya tiene décadas siendo cuestionado.
Sobre ello, afirmó Prieto Figueroa “el interés del Estado en una educación democrática radica en que la democracia no puede reducirse al voto, pues un gobierno no puede tener logros sino cuanta con un pueblo educado. (…) La democracia exige el interés voluntario, y esta disposición sólo puede crearse por la educación”.
El interés voluntario de Prieto Figueroa nos llama a entender que la repartición de roles en la escuela ha de cambiar tal como cambió en la sociedad. Pues si el pueblo no es tan sólo el sufragante, el estudiante no es tan sólo receptáculo sino un ser con discernimiento, inquietudes y anhelos que deberán mirarse una y otra vez para que sea, cada día un ciudadano capaz de escoger y ser, en la libertad que sólo otorga el conocimiento.
Este "A desalambrar" no apareció en el Correo del Orinoco.
@anicrisbracho
No hay comentarios:
Publicar un comentario