No siendo poco para el animo el regreso del Comandante, Caracas viste un traje de luces y voces que mientras baja la temperatura van dibujando sonrisas que con las pelotas que atraviesan la Plaza Bolivar se pasan. Un tanto de envidia y un suspiro de esperanza escapan al recordar mi amada Maracaibo, oscura, ahuecada y triste.
anaaa que bien verte por aqui nuevamente, comparto tu sentimiento sobre la tierra del sol amada
ResponderEliminar