lunes, 13 de enero de 2014

No somos errores de fábrica


Pongamos las cosas sobre la mesa. No es nuestro país el escenario donde se decide tener una vida, siendo mujer, sin consecuencias. Al día siguiente que cumples los veintiséis te comienzan a echar “agua caliente” es tiempo de salir corriendo a casarse. Son los veintiséis ganancia sobre los dieciséis de las abuelas pero en esa década no nos agotamos a que pasase el tiempo, construimos igual aspiraciones y sueños.

Puede que a usted, los veintiséis le agarrasen soltera, solterísima o en una relación seriecísima, el drama será convencer al que tiene al lado o buscarse uno que se deje convencer pero luego, se verá en un plano reduccionista.

A quienes, habiendo gozado hasta los veinticinco el panorama completo se verán en la afirmación “tienes que dejar lo que quieres para atenderlo”, “si tú sigues así te quedarás sola”, del “mira que la mujer nace cuando se hace mamá”. La frase puede usted decorarla como pastel. 

Pues parece que lo que no tenemos ninguna la capacidad de omitir ese deber de casarse y si usted pasa por esta vereda impune, no se asuste, a los treinta la atajaran con el “es mejor tener un chamo incluso sin papá”.

Pero puede que nosotras no seamos rebeldes sin causas o nacidas por error. La verdad, conozco más de una historia que pintaba matrimonio “de velo y corona” hasta los veintitrés o veinticinco pero que se descubrió como “matrimonio de castración y fregona”

Entonces, puede que más que una me acompañe en la gana de lanzarle a los interrogadores la frase “más vale soltera que mal casada” o en fin, cualquier equivalente pero eso cierra tan sólo el enfrentamiento puntual, no la obsesión general.

Esta vez no tengo ganas de entrar a un análisis sociológico mayor de esta sociedad que se preocupa en martirizar a mujeres perfectamente normales con protocolos anormales o no vale la pena citar que somos el país de los embarazos precoces o de la violencia desmedida.

A las congéneres va un llamado a la calma quizás a la larga ganemos la apuesta que me limito a retomar.  A la próxima que me quieran igual o no me quieran tanto, tendrán que quererme con todo y libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario