viernes, 6 de diciembre de 2013

Miradas al espejo


Cuando uno se equivoca ruidosamente vale hacer ruidosas disculpas.

Para tales fines dejaré colgando en la silla la toga que me viste como abogada. Siendo mi error quiero dar las gracias. ¿Cuál es el límite de querer ayudar a alguien?, ¿cuál es el ilimitado derecho a la crítica? ¿Cómo no nos hemos dado cuenta que la cultura nos convierte en lanzas contra todos los demás por los temas propios? He vivido en dos países, no en todo el mundo sino en sólo dos. 

Entre los dos, Venezuela se lleva la bandera de los estándares absurdos del género. Mi David me lo dijo muchas veces, el juego de tener que ser Misses es por lo menos caricaturesco, la crisis de las casaderas es por lo menos medieval.

Todos nos exigen mantener un peso, una economía familiar en medio de una ceguera grotesca. La vida en la Revolución impide mantenerse en equilibrio: se trabaja hasta agotarse, se batalla en permanencia, se come lo que hay, y luego, ojos picudos sobre nosotras: las mujeres no tenemos derecho a la que Soto Rojas llama “la lipita bolivariana”.

Entonces luego, de militantes esbeltas de la Juventud a desesperadas treintañeras, cada quien inventa su fórmula para intentar no sólo mantener la doble jornada sino la doble apariencia: militantes revolucionarias con apariencias adecuadas para la burocracia. Es un hibrido entre la boina y la minifalda. Es un desgaste permanente, donde la sororidad se esfuma y se vive una batalla disimulada en un “yo te recomiendo”.

Por azar, en medio del torbellino veo que cada quien no es un saco de carne y huesos sino un proceso psicológico complejo, ¿qué esperamos?, ¿cuál es el equilibrio entre lo personal y lo social?, ¿entre cansancio y beneficios?

Mi única respuesta dibujar conciencia sobre estos temas que me resultaban invisibles hasta ayer. Por ello, lo único que puedo es sin adornos y llena de disculpas, dar las gracias a quién con su reacción me dio luces y no digo su nombre, porque es su proceso el rabiar hasta cuando lo sienta necesario.
Gracias.

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