Después de correr Caracas, pasar entre apurados y relajados los túneles de la Guaira, zigzaguear entre viajeros y trabajadores. Subir y bajar del avión. Correr y esperar el taxi. Caminar y subir, llego a casa. La casa es el lugar donde el amor espera. La casa es el rumor del sol que no duerme, y ahora, más que nunca el lugar donde vuelvo a él y a estar con él. La casa es que me reciba caminando y vayamos al parque. La casa es tener un papá-maestro-colega con el que debatir nuevas leyes y viejas Constituciones. La casa es el amor que descansa. La casa es él.
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