domingo, 6 de octubre de 2013

Semana


I

El sábado recibí pies descalzos la esperanza. La fui a buscar entre la arena en tierra de tambor. En parajes donde el sol alcanza el agua y regala vida. En los puntos que nos recuerdan lo sencillo: la vida pasa oscilante, indetenible, dramática, hermosa. La vida es un azul y un naranja, la vida son los colores que se mezclan. Agua y tierra. Sol. Noche, estrella…


Yo andaba lejos porque es...taba dentro de mí misma. Yo andaba dentro de mí porque necesitaba tener más fuerzas. Esos días la esperanza se hacía chiquita en la agonía de mi niña…

 

II
Números, sangre y batas. Ese es todo el resumen. Un órgano que falla pero que no eclipsa sus ganas de vivir. Mi palabra no es tanto aliento como admiración. Mi admiración para mi niña es esperanza.


¡Sóis una vergataria prima, aguanta!
En la soledad de los cuartos, los corazones vienen contigo.

III
Los años nos cambian como ellos cambian solitos. No habíamos llegado a mayo cuando habíamos concluido: “Los mayas no se equivocaron se acabó el mundo y estamos en tiempo extra… quizás esperando un penalti o un gol de oro.” Pero en su drama la vida nos giró.


Nos giró en determinar qué es lo importante y qué es lo humano. No hay teoría evolutiva que nos quite el ser manada. Somos manadas con memoria y ganas de futuro. Soy de una manada que nació en Coro.


Por el pasado, el recuerdo. Cuando los días se hacen grises te siento conmigo. Estás como nunca te conocí por falta de tiempo. Estás, estás, estás abuelo.


IV
¿Cuándo acaba la vida? ¿Cuándo nos toca irnos? En panoramas oscuros también hay accidentes y milagros. Un error de manejo de alguien o de alguienes que terminó en milagro.


“Está bien, está entero”
Una lección en blanco y negro.


Perderlo todo no es drama, el todo es la nada, la nada es una cosa. La vida lo es, sobre el metal y los lujos, sobre necesario e innecesario. La vida es un respiro.

 

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