viernes, 2 de agosto de 2013

Hace algún tiempo


Hace algún tiempo que ando peleada con la esperanza.

Creo que mi pelea ha tenido fechas. Mi primera pelea de sangre fue junio del 2010. Contra todos mis conjuros, pese a haber jugado al tiempo y con los símbolos partió cuando yo estaba lejos mi gocha. Creo que fue mi primera visión directa y siniestra de la muerte. Antes había muerto gente pero nunca había sido arrancado de mis días con tal dolor un ser de luz. Mi pelea con la esperanza, de romper la voz de risa que ella era resucitó en junio del 2011.

Chávez no era un presidente cualquiera para nosotros. Nosotros éramos un colectivo incierto que habíamos nacido de su esperanza. Ruidosos los días de la primera infancia leímos una Constitución antes de leer la Biblia. Antes de mudar el cuerpo habíamos acordado escribir el nombre de Bolívar en la frente y seguir el paso. Todo el camino era defenderlo a él que con un grito de “Azufre”, con un “por ahora”, con un “tenemos Patria” pudo defendernos. Mi segunda pelea a mordiscos con la esperanza fue el ocho de diciembre mientras retumbaba Caracas, mientras la navidad se volvía un limbo de tristezas con algunos pequeños parches.

Al día de hoy mi esperanza ya nada espera y la alegría se desespera. Por eso al ruido de los rumores, de las maldiciones lanzadas detrás de mi silla por quienes viven del lamento eterno que no es otra cosa que el odio histórico, me rebelo triste y entiendo, que se puede resistir incluso en crisis de esperanza.

Con ella aguanto los vendavales que afirman que nunca he tenido más errores de sintaxis. La luz de mis incomodidades mengua cuando me juego la supervivencia. La juventud entregada es ahora un manojo de cansancio de puntos suspensivos.


Hace algún tiempo que ando peleada con el amor.

Creo que mi pelea se fijó el día que no volviste. Creo que se perdió en las idas donde el amar es pan de hoy sin proyecciones y donde el mañana se anuncia más solo que el mientras tanto. Ahora aborrezco los matrimonios que son tan sólo presagios de divorcio y fotos con las que escupirme la cara.


Hace algún tiempo que ando peleada con la compañía.

Creo que mi pelea se dio cuando los amigos migraron y se reservaron la cita de los cumpleaños.


Hace algún tiempo que ya no soy yo.

Creo que esta carta es mi manera de pedir ayuda para no decir adiós.

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