Esa tarde mi papá me dijo
“Chávez le quedó muy grande a
Venezuela”
¿pues entonces cuál será nuestro
momento
de dar la talla?
Venimos de los gritos
De los que se negaron a entregar
La tierra que hizo de ellos
Hombres de maíz,
Hombres sin tuberculosis
Hombres sin la sed del oro
Que rompe, hiere y harta
montañas.
Venimos del grito profundo
Que fue traicionado, hace cincuenta
y cinco años
Y un cúmulo de meses
Aquel con el que Caracas demostró que la gente
Puede tumbar dictadores.
Hace cincuenta y cinco años
Que nos explicaron que si se
entregan
Los recursos, los imperios pueden
blanquear
Los cuellos de quienes condenan a
la persecución
De los que condenan a la muerte
sumaria,
al olvido.
Hace poco tiempo que aprendimos
sus nombres
Livia Gouverneur, Chema Saher,
Fabricio, Fabricio Ojeda.
Calles de tierra que iban
montañas adentro
Que fueron silenciadas por
operaciones presuntamente
patriotas de muerte al guerrillero
que aun no terminan de devolvernos
a los que alejaron de los cerros,
¿desde que mar, desde que cuesta
gritará presente el gran Víctor Soto Rojas?
¿desde qué desgracia, desde cuál dolor
volverá para ser luz Jorge Rodríguez?
¿desde que voz hablarán los que dejaron
medio muertos?
¿Pero cuántos pasarían la
encuesta
Cuantos podrían después del
discurso
Retener su nombre, seguir su
ejemplo?
Fue por Hugo Chávez que
recordamos
Que en las calles de Caracas se
cubrió
Un pueblo bañado de desgracia del
manto
De la necesidad y decisión de
liberarse.
Veinticuatro años –apenas- desde
el Caracazo
Un nombre, un evento, de la lista
de los fenómenos
De los comandados por un “dispare
primero y averigüe después”
Que habían sido impuestos.
¿y quién contará de Carupano
quién contará de Cantaura
quién recordará el Amparo
y tantos silencios impuestos a balas?
¿Pero cuántos se acuerdan?
Esos olvidos inconscientes nos
fueron dirigidos
Desde las pedagogías para la
opresión “a ver,
Memorice: 19 de abril, 5 de
julio, 24 de julio, 17 de diciembre”
¡Con suerte esto le ayudará a
planificar vacaciones!
Pues de adentro no le mostraron
ni causas
Ni necesidades, ni renovaciones.
¿Y quién escribirá para nuestros
niños nuestros libros?
¿Qué le contaran de estos
tiempos?
Del hambre temible de una
madrugada de abril
De las ollas vacías de un
diciembre
De la gloria de la dignidad de un
agosto
Del mas nefasto de los diciembres
Del mas triste de los marzos
Del mas facista de los abriles.
…¿y qué le contaremos a nuestros
hijos
Que no sea que se nos fueron los tiempos
Que nos confudieron sus “con dólar,
sin dólar”
Sus promesas de tiempos más
tranquilos
Porque donde el mal gobierna toda
esperanza es quimera.
…¿y qué otra cosa contar sino
seguir andando
Sin vendernos por un seis y algo
que está el cambio
Sin dejarnos morder las ganas de
que lo que nunca
Tuvimos y que siempre nos han
trazado
Sea lo que nosotros finalmente
dejemos?