Dice Binder
que después que condenan a una persona a la cárcel la sociedad los mete en un
depósito a esperar que dejen de ser ellos, tratándolos como si ya no fuesen
personas y esperando que algún tipo de magia los conviertan en algo mejor que
lo que nunca han sido. Pero también la historia de la cárcel es la historia de
nuestra incomprensión. Creemos que hay reglas mínimas y cuando no se cumplen
entramos en problemas con esos seres indeseables que atentan contra nosotros y
contra ellos, y entonces, necesitamos una especie de satélite en un espacio
lejano en el que no molesten, en el que no se vean, en el que no contaminen.
Ese espacio, a algunos kilómetros de nosotros no es sino el punto más complejo
de nuestra propia sociedad.
¿Qué es el
bien? ¿Qué es el mal? Eso no se contesta cuando uno pisa una cárcel. ¿qué es el
poder? ¿qué es la desgracia? ¿Cómo se cruzan en un minuto millones de
desgracias? Eso es más fácil de ver. La desgracia de la víctima y del
victimario, la muerte que se manifiesta llevándose a alguien y dejando a
alguien bajo el poder que se desdibuja y pasa a ser eso, sólo poder.
¿qué
relación hay entre la belleza y el narcotráfico? Hoy es un buen día para hablar
de esto, es noche de Miss Venezuela: hoy en Venezuela se consolidan los
estereotipos de género, alguien dice que para ser mujer se necesita un cuerpo
que sólo se obtiene en quirófanos a los que se accede con dinero sin preguntar
de dónde viene, cómo fluye el dinero.
Amontonadas
casi incapaces de entender ellas mismas donde estaban, rozando apenas los
veinte años, con potencial para ser algo o alguien, en una esquina habían unas
diez secuestradoras. Confesas o por juzgar, sus caras eran la de la vecina, la
de la hija de la señora del frente, clase media, pelos arreglados, uñas a
colores intercalados, y su historia, casi la misma “fue un cuento de dinero
fácil”.
¿qué
demonios es el asunto del dinero fácil? Entiendo en carne propia que estudiar
hasta el amanecer para trabajar de sol a sol, para intentar sobrevivir no es un
cuento seductor pero, qué se esconde, que se filtra, que se descubre en esa
historia que le arrebató la vida en un momento a la víctima y a su captora, por
historia de un par de billetes “que compran lolas”.
¿Cómo es la
explicación de la manzana, Adán y Eva y la serpiente en los cuentos de droga? ¿quién
“planta”, quien “siembra”, quién trafica, quién gana?
Más allá de
las retóricas, de lo mismo repetir, entrar a una cárcel es ver cosas que
cambiaron pero los mismos nudos. Cuando una se acerca a aquellos lugares a una
le invade el miedo. Llevar lo menos, aclarar protocolos pero cuando una sale el
asunto es más complejo, tras interrogarse si cumplió más con el deber cristiano
de tratar a cada una como si llevase al Cristo pobre dentro que con el del rol
de las visitas oficiales, una se lleva a la casa algunas tristezas y otros
temas de filosofía “cotidianizada”
¡Que extraña palabra es “justicia”! Significa cosas
distintas en virtud de la boca que la usa. Es cierto, la escuché mil veces en
la cárcel pero la escuché millones de veces en los Tribunales. ¡Que cosa tan
extraña es nuestra neurosis colectiva! A uno de “mis” abogados, siempre
obsesionado por cuidar su camioneta, de esos que andan armados siempre listos a
disparar “si alguien me la quiere quitar” se le “mojó el guarapo” y venía de
regreso rogando “justicia y libertad” para las secuestradoras y las inofensivas
ho