lunes, 15 de julio de 2013

Un problema de educación*



Pocas veces una conversación sobre problemas sociales tendrá otro final: “es que eso es un problema de educación, porque si usted lo educa, el problema desaparece”.

El gobierno bolivariano convencido de esto como el resto de Venezuela  ha insistido en lo educativo. Para demostrarlo, basta mirar las declaraciones de la UNESCO y revisar los números: hay más escuelas, más universidades, más bachilleres, más doctores. Ha habido más educación.

Gracias a esto es que tenemos muchachos en China aprendiendo a hacer satélites, Congresos de software libre, campeones mundiales de esgrima, un muchacho diseñando aviones, en conclusión, todo un pueblo nuevo.

Aquello es un gozo, de esos que una mira recordando a la maestra que decía que éramos un país subdesarrollado y por eso teníamos que ser cerebros súper deprimidos, de esos que engrosan las listas de personas que están por ocupar espacios, no para crear, escoger o transformar.

Pero entonces una supondría que con la nueva pedagogía, con la educación de los niños y las niñas, basada en el reconocimiento de su dignidad y libertad, con tantas oportunidades en el panorama, ahora que a cada quien se le da la computadora, el libro, el cuaderno y el morral, vamos sin frenos a una sociedad mejor.

Si esto es lo que queremos, tenemos que mirar que algunas maestras y algunos maestros siguen con el discurso viejo. Para poder mantener su retórica algunos han tomado partido por cualquier encartado con el que puedan evitar usar los libros que dota el Ministerio de Educación. Así, con un simple gesto expresado en unos papelitos recortados y pegados a la lista de útiles se bota el esfuerzo público y se digiere una parte del presupuesto familiar.

Siguen entonces nuestros niños y niñas presos de maestras que los ideologizan en el supuesto nombre de evitarles ser ideologizados. Produciendo un esquema en el que lo público y lo nacional es malo, y, que se debe comprar porque si es privado, empresarial y pago es mejor.

Este hecho, del que se habla menos que de la frase sencilla de que todo es educación va haciendo grietas a proyectos tan profundos como el de darle a nuestros pequeños y pequeñas la capacidad de creer en ellos mismos, que Venezuela no sólo es un país sino que es una Nación cuya bandera flota en el espacio y se agita en la ONU, que se siembra en el campo, que se lleva en barcos petroleros, que  extiende en ayuda y agua cuando la tragedia visa otro pueblo. Quizás, es por ello tan urgente activar el enlace permanente entre la escuela y el Poder Popular, contralor de los espacios y actores públicos.

Caracas
@anicrisbracho*

Este artículo forma parte de la publicación semanal "A Desalambrar" pero no apareció en su forma regular.

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